Tantas Palabras.

Dispuesta a soltar, 

pero nunca lista para dejar ir.

¿Cómo es que me hallo envuelta en pensamientos girando sobre el qué pasó?

Extrañando una metafórica oscuridad

que contradictoriamente fue un refugio para mí

durante la ausencia de luz.

¿Cómo busco convencerte de mi querer sin crear en ti lo que yo llamaría incentivo, ni en mí lo que llamaría traición?

No puedo simplemente estar mal sin analizar el posible efecto que puede llegar a tener mi humor en otra gente, y no dejo de esforzarme por cuidar a algunos de mí misma.
A veces es como si no pudieras sentir en paz, ¿no?

Sucede, conmigo, amor.

Esfumas lo que algún día llegué a considerar mi realidad, 

y no haces más que sonreír al respecto. 

Imagino tu figura sobre mi cama,
entre las tinieblas de la noche.
Tímida y temblorosa,
Pero cálida, siempre tan cálida.

Me aferro a la tibieza de tu cuerpo,
o al recuerdo de lo que sería
si en realidad estuvieras acá.

Acá es donde parece
mis sentidos se mofan de mí.
Porque abro los ojos
y tu ausencia me llueve.
Abro los ojos
y no estás aquí.

El sentir del tiempo erróneo
a mis ojos ya no es más que un engaño.
Pues el mejor tiempo
es ahora.

No entiendo si comprendes el nivel de apego que concierne
el intentar escribirte cada vez que agarro un lápiz.
Intentar porque conozco mis letras tanto
como para decir que nunca equipararán las tuyas,
nunca reflejarán ésto que quiero decir.

Por eso las palabras quedan en mi boca,
el lápiz entre mis dedos
y la hoja en blanco.

Hay tantas cosas que quisiera pensar, analizar.
Pero si lo llegar a hacer,
me sentiría abrumada por el resultado.
Estoy más que segura.

Más que segura que de una u otra manera
caeré.
Sin más ni menos, sólo así.

Es difícil no hacerlo
cuando siento tu cuerpo,
tembloroso, junto al mío.
Tus titubeos, tus ojos.
Tus ojos que me gritan cosas
que no logras decir.

No sabría qué hacer
si algún día dejas de lado tu silencio.

Aún huyendo, te pienso.

¿Tanto te cuesta decir en palabras

 lo que me gritan a mansalva tus ojos?

Quizás fue su amor por la lectura,
o la manera en que escribía.

O quizás el hecho de que 

producía mariposas en mi mente 

en lugar de mi estómago.

Eran sus ideas,
me fascinaban.

O quizás era que entendía

cuán difícil e importante

era para mí abrirme a alguien.

Entendía las pequeñeces

que para mí significaban mucho. 

¿Y quién sabe?

Quizás para él también.

Quisiera que alguien me haga sentir
lo que pude provocar en ti.

Hay momentos en la vida en los que te sientes uno con el universo.

Una paz abrumadora en tu interior

mezclada con una alegría inexplicable.

Es como si de repente,

todo fuera a estar bien.

Todos tus temores se difuminan en ese momento.

Todo desaparece.

De repente lo único que importa es eso.

Y ese sentimiento se guarda en tu memoria,

en el fondo del estómago.

Quizás no donde habita el alma,

pero cerca.

Ahí es cuando te das cuenta.

Te das cuenta de que no quieres vivir sin ese sentimiento.

Te das cuenta de que todo el dolor que puedes haber padecido

se compensa en ese momento

con ese único sentir.

"Tú me lees porque piensas que te escribo.

Y eso es algo entendible"

A veces es como si pudieras vivir
a través de otras personas,
mimetizando lo que tú sientes,
con lo que ellas están sintiendo.    

                                                         Pero afirmo de manera ferviente 

que vivir a través de otras personas

nunca será tan gratificante

                                                                                                                              como vivir uno mismo.

    

Las cartas que escribí

y las historias que contaré

están colmadas con tu nombre.

¿Cómo sé que toqué fondo?

Prefieres sentirte mal

a sentir nada.

La única manera de llenar

ese vacío, 

la única manera de volver a arder,

es sumergirse en la infelicidad.

Abrazar las penas 

más que las alegrías.

La única manera de sentirse vivo

es sufrir.

"Vos porque no ves que por dentro me estoy muriendo"

No sabría explicarlo de otra manera.

Como si lo único que te atara a la vida

fuera tu cuerpo humano.

Pero lo gracioso es que no es algo maldito.

Es más, es una bendición.

Si él no estuviera,

es probable que no existiera.

Que la nada habite dentro de algo

es más probable que

la nada suelta.

Sin un cuerpo, sólo quedaría

nada.

Corazón, es tan fácil quererte.

Si de repente la persona en la que más confías se convierte en la persona que más puede herirte,

¿qué haces?

Estoy cansada de que las personas no sean lo que creo que son. 

Estoy cansada de tener que dudar todo lo que me dicen. 

Estoy cansada de aceptar personas

para después entender

que nunca 

fueron

lo que me hicieron creer.

Supongo que debo dejar el hábito

de ver lo mejor en las personas.

No hace más que causarme problemas.

Tengo un nudo en el estómago que antes estaba en mi garganta.
¿Nadie sabe cómo curarlo?
Temo que llegue al corazón.

"Ideas que vuelan, pero que nunca aterrizan."
Me parece que acabo de entender lo que quisieron decir con esta frase.
Siempre que la escuchaba pensaba en un pájaro, no sé por qué.
Quizás por lo de volar.
Me parece que se refiere a que las personas pensamos y pensamos.
Pensamos situaciones,
pensamos probabilidades.
Pensamos tantas cosas.
"Ideas que vuelan..."
De todas esas ideas, situaciones, probabilidades,
¿cuántas se llevan a cabo?
Casi ninguna, ¿no?
"...pero que nunca aterrizan."
Es natural que los pájaros, por más que vuelen, en algún punto aterricen.
¿Por qué es natural que las ideas no lo hagan?

Simplemente me acostumbré a ti. 

¿Qué más puedo decir?

A tu sonrisa y tus chistes, 

a tus pellizcos y tus abrazos.

No es que yo quisiera hacerlo, 

no pude controlarlo

y sólo pasó.

Los problemas empiezan cuando un día sin él se convierte en tiempo de espera para verlo.

No hay nada más hermoso que ver a una pasión puesta en práctica y sentir cómo te envuelven en ella

-" No, todavía no lo entendes. Te necesito. Necesito verte todos los días para poder estar bien. No sos una de esas personas que cuando se van, se lloran un poco y sigo con mi vida. No. Yo te necesito."

No te puedo olvidar.