Anoche me sorprendí.
Un pensamiento fugaz, tan simple realmente.
Sentada en el asiento delantero de un auto a las siete de la mañana,
la cabeza aún algo atontada por el vodka,
"quiero vivir"
(puede que haya sido un
"no quiero morir"
pero el punto se mantiene).
A veces uno se olvida de que algo tan simple como el aferrarse a la vida
es un instinto básico del ser humano.
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