sábado, 16 de julio de 2016

Son las 3 de la mañana
y estoy tan enojada con vos.
Creo que hace mucho que no me
entristecías de esta manera.
Creo que entiendo por qué
no te puedo dejar ir.
Creo que todavía no he podido
superar el hecho de que te haya
amado tanto.
Creo que bajo las capas y capas
de armadura -de indiferencia-
todavía me duele que no haya funcionado
porque, seamos sinceros, ya no queda nada.
Hemos estado juntando cenizas de lo que
antes era una puta hoguera.
A veces me cae la ficha de cuánto te amé
y me da tanta bronca, bronca con vos, conmigo.
Son las 3 de la mañana
y sigo sin entender cómo es que no funcionó.
Cómo pasamos de las pastillas del abuelo
a arctic monkeys.
¿Por qué todavía me duele? ¿Qué haces acá?
y ¿por qué el revestimiento es tan grueso que solo me
da atisbos de nosotros desués de un
par de cervezas?
Son las 3 de la mañana y te extraño.
No te digo que te amo porque te prometí que nunca
te diría algo que no sentía.
Pero son las 3 de la mañana
y cómo desearía poder decírtelo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario